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Las botas crujen bajo las gruesas capas de hielo glaciar, y el océano de geometrías rocosas se extiende entre el mosaico de blancos y azules en el horizonte. Respirar a estas altitudes es un reto, mientras se van sumando kilómetros de recorrido, pero la majestuosidad del lugar invita a seguir explorando las posibilidades.
En la Cordillera de Vilcanota, en el Condoriquiña un grupo internacional de exploradores de Venezuela 🇻🇪, Perú 🇵🇪 y Rusia 🇷🇺 ha llevado a cabo una hazaña en los Andes del Perú, llevando la tradición ancestral del banya —el sauna ruso— a un nivel sin precedentes: a 5731 metros sobre el nivel del mar, estableciendo un nuevo récord mundial. No es solo la hazaña física lo que resulta impresionante, sino la mezcla de culturas, y el ingenio logístico que los llevó a ensamblar un sauna en el corazón de la Cordillera de Los Andes.
Para entender esta aventura, hay que volver al 2020, cuando José Ramón Sánchez, profesional de montaña y guía UGAM nativo de los Andes venezolanos, conoció a un grupo de montañistas rusos en Perú, quienes le introdujeron al mundo del banya en los valles de Cuzco. Desde entonces, José Ramón y su equipo de Jazonax , han trabajado apasionadamente para llevar esta tradición al conocimiento de amigos y visitantes en el país Inca y en Venezuela, así como, en este episodio, a las alturas más extremas de estas montañas.
Si queremos visualizar el resultado de lo que han logrado, debemos situarnos en una carpa amplia en plena montaña, con vapor de agua y eucalipto llenando el aire a 80°C. Luego de adaptarse, la respiración se aclara, el cuerpo transpira liberando toxinas, los músculos se relajan y la mente serena. Afuera, un glaciar blanco se extiende por varios kilómetros cuadrados. Después del calor intenso, los participantes salen y se sumergen en aguas frías -o el hielo- que refrescan el cuerpo, activando el sistema inmune y proporcionando una sensación de calma profunda. Pronto podrán volver al sauna y repetir este ciclo varias veces Para los rusos, el banya no es solo un ritual, sino un tributo a sus raíces.
Esta tradición se remonta al siglo VI en los territorios de la actual Rusia y Ucrania, donde los baños de vapor han sido utilizados como medicina natural y como un símbolo de hospitalidad. Ahora, Jazonax ha adoptado esta práctica y la ha llevado a las alturas, ajustando detalles logísticos y fusionando gestos de la cultura criolla con esta costumbre eslava, como las arepas sobre la estufa del Banya, pero esa es otra historia.
Previamente, otros equipos habían explorado las posibilidades de llevar el banya a las alturas. El primero fue en 2020, en el Monte Elbrus, en la montaña más alta de Rusia y Europa, un equipo de la nación Eslava logró llegar a su antecumbre a 5614 m.s.n.m., estableciendo el récord hasta ese momento. Por su parte, en el Denali en Alaska, otro equipo de Estados Unidos logró encender las calderas a una altitud de 4384 m.s.n.m. Este equipo brindó información valiosa en apoyo de la posterior gesta del equipo Jazonax.
De vuelta a los valles de Cuzco, desde inicios de este 2024, el equipo de Jazonax comenzó a planificar la logística para este proyecto y fijó el objetivo en Condoriquiña (5780 m.s.n.m.) , en la cordillera de Vilcanota, una cadena montañosa al sureste del Perú. Con el apoyo de Mobiba y algunos otros valiosos colaboradores, consiguieron lo necesario para esta aventura, incluyendo una carpa Mobiba especial.
El 6 de septiembre del 2024 partieron hacia la hazaña a través del sistema de carreteras andinas de Cuzco hasta rozar los 5000 m.s.n.m. El equipo estaba compuesto por José Ramón Sánchez, Jersaín Munelo, técnico de montaña y su hermano Jaseh Munelo, un reconocido montañista y guía; los tres oriundos de Mérida (VE). También formaron parte del equipo los oriundos del país inca Efrén López en el área de audiovisuales, Bryan Weisse, Lorenzo Vellutino y Jorge Cereceda. De la nación rusa, Alexander Konyshev, Vladimir Kondyrev y Parmanad Arya.
El primer día concluyó con una noche en el campo base a 4920 metros en la base del Condoriquiña, donde la filosofía de la expedición fue reducir el impacto en la naturaleza al mínimo posible, ofreciendo respeto a estas majestuosas montañas. Con los primeros haces de luz del amanecer, el grupo avanzó hacia los valles glaciares que los acompañaron con un cielo despejado y un paisaje mágico.
Las cordadas atravesaron las pendientes con crampones y piolets y con la valiosa carga en sus mochilas, movidos por la ilusión de lograr su gran objetivo. Tras varias horas de travesía, llegaron al plateau principal del glaciar y decidieron ensamblar el banya, instalando suficiente aislamiento en el suelo para no afectar significativamente el glaciar.
El récord fue establecido en esa planicie congelada a 5731 m.s.n.m. , siendo el sauna realizado a mayor altitud en el mundo hasta la fecha, superando por 116 metros al récord vigente en el Monte Elbrus. Pero esto va más allá de los números, se trata de tres naciones que se unieron para romper límites y hacer realidad un sueño que parecía imposible, superando ese umbral entre la imaginación y la acción.
La expedición terminó, vino la evaluación post-excursión, las anécdotas y se van preparando los audiovisuales que ya pueden comenzar a disfrutar en YouTube. Sin embargo, el desafío sigue vivo, con nuevas cumbres y fronteras por ser exploradas, empujando los esquemas tradicionales de la aventura.
Por el momento, quienes deseen vivir una experiencia de sauna al aire libre en los Andes de Perú o Venezuela pueden hacerlo en las tranquilas planicies de un río a las afueras de la ciudad o en medio del silencio de alguna cordillera, dispuesto para todo público. Encuentra más información en la página de Jazonax .
Redacción: Leonardo Medina
Historia original y fotografías: José Ramón Sánchez